Desde hace algunos meses intento formarme todo lo posibles para que mi proyecto siga creciendo. Todo no es formarse para crear nuestras piezas. Hay miles de campos (redes sociales, gestión de empresa, estudio de mercado…) que cuando te metes en profundidad no sabes por donde empezar. No es que pretenda ser una experta en cosas que no me pertenecen, pero si estar un poco enterada del tema para poder defenderme y saber pedir la ayuda adecuada a los expertos.
Tengo que reconocer que en estos momentos tenemos muchas asociaciones, organismos, fundaciones, etc que están creando formación para que podamos emprender nuestros negocios. Supongo que esto es debido al aumento de auto empleo que hay como consecuencia a la crisis. Es verdad que no todas las formaciones son los productivas que podemos esperar, pero os aseguro que algunas merecen mucha la pena. Podría decir que esto es como ser una princesa, tienes que besar a muchos sapos para encontrar al príncipe. Hoy os voy a contar la última a la que he acudido.(
Una de mi fan incondicionales es mi amiga Aida, en todo lo que me pueda ayudar le parece poco. Hace un par de semana vio un proyecto para mujeres emprendedoras que pensó que me podía ayudar. No había mucha información sobre el contenido de la misma, pero perder no perdía nada. Me inscribí. Recibí un correo indicando el lugar y la fecha en la que se desarrollaría este proyecto. Días antes del comienzo del proyecto me llamaron muy amablemente para confirmar mi asistencia.
El lugar donde se realizaría había cambiado, lo cual me hecho un poco para atrás ya que en alguna ocasión he estado en ese espacio para otras formaciones y es para un número elevado de personas. Bajo mi punto de vista este tipo de formación cuanto menos gente mejor, si tiene un número elevado de personas se convierte en un monologo en el que no te enteras de nada. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue ¡Uff, dos días de monologo! Ya me había comprometido así que tenía que ir.
Llego el día y allí estaba a la hora indicada. Me lleve una sorpresa cuando la persona encargada de dar la formación (Eva de Alma Natura) empezó a mover sillas para hacer un pequeño circulo y estar todas más unidas, por lo menos ya sabía que monologo no iba ha haber. Pero nunca esperaba que esta formación trascurriera de la manera que trascurrió.
Mis compañeras empezaron a llevar, era hora de comenzar. La formadora una psicóloga experta en terapia de grupo con mucha ilusión y entrega a su trabajo. Nos hizo, con algún que otro juego, que nos presentáramos a nuestras compañeras y explicáramos nuestros proyectos. ¿Sabéis lo que es que pasen cuatro horas y que dieciséis personas que no conoces de nada te hayan ayudado a ver las cosas de otra manera? Pues eso fue lo que nos paso a todas el primer día. Creo que todas salimos bastante satisfechas.
Pues comenzó el segundo día, este más enfocado hacia nuestros proyecto. Como era normal había proyectos para todos los gustos y los públicos. Algunas de mis compañeras tenían proyectos parecido vinculados al tema de la relajación y meditación, así que empezamos la mañana con una pequeña sesión de relajación. Seguimos con los juegos en grupos, que nos servían para ir conociéndonos más a nosotras misma y a nuestras compañeras. Volvió a pasar la mañana volando.
Con toda nuestra pena era el momento de terminar. Para despedirnos todas teníamos que terminar la frase «Puedo…» todas eran palabras positivas. En definitiva, para mi fue muy gratificante acudir a un curso en el que te ayuden a conocerte a ti misma y te aporte aliento de sobra para los días menos buenos. Conocer a personas que simplemente con conversaciones normales te pueden aportar tanto, fue lo mejor de todo.
Podría concluir mi experiencia como… «mujeres de diversas edades, cada una con situaciones personales diferentes pero todas con algo en común pasión, pasión por el trabajo e ilusión por hacer nuestros sueños realidad.