Recordáis que hace algo más de un año os conté que una de mis mejores amigas se casaba… Pues deseando estoy de contar cómo quedó su velo degradado en colores, su segundo tocado, cómo iban de guapas las damas de honor Bueno todo todo no… porque algunas cosas se quedarán para nuestro cajón de los recuerdos.
Este día se hizo de rogar un poco más de lo previsto ya que semanas antes de la boda se tuvo que suspender por la pandemia, pero dicen que no hay mal que por bien no venga. Lo viví si cabe con más ganas y además me dio tiempo a inventar aún más.
¡No podéis ni imaginar las de veces que cambié de modelito! Solo os diré que quince días antes de la boda volví a cambiar de idea. Pero bueno que me voy por las ramas… esto ya os lo contaré en otro momento.
Aida, la novia de este post y una de mis mejores amigas, es una de mis incondicionales y evidentemente el día de su boda no iba a ser menos. Tengo que decir a su favor, antes de continuar contando los completos que realicé para su boda, que hago con ella lo que me de la gana. Me lo pone todo muy fácil. Nuestras conversaciones a la hora de tener que hacer una pieza siempre es la misma.
Aida: Tengo evento, ¿Qué me vas hacer?
Yo: ¿Qué te vas a poner?
Aida: Creo que algo así ( me manda foto del modelito), pero no lo se todavía.
Yo: Me gusta, vale. Aida mira vas a llevar esto. ( En ese momento cojo los materiales de mi taller y le hago una pequeña muestra de cómo va a quedar.)
Aida: ¡Me encanta!
Si, si, así de simple y sencillas son nuestras conversaciones a la hora de hacerle una pieza para un evento a ella. Antes cuando tenía ganas de que me dijera que no, le decía que le iba a hacer una pieza en color oro, pero desde que se aficionó al dorado todo le viene bien.
Cuando me dijo que se iba a casar casi me da un síncope, tenía muchas cosas por hacer. Como se suele decir «no quería que le faltara ni un perejil», pero todo tenía que ser muy ella y a la vez que todo cordinara. Ella tiene gusto muy dispares y era la hora de hacer mágia. Había un par de cosas que para la novia eran significativas y las quería llevar en su look, esas serían la raíz para continuar con el diseño del resto de los complementos y accesorios para el día su boda.


Decidimos que el tocado fuera lo más parecido posible en tonalidades y en formas a su ramo de novia, que era de Rose Floristería. Al que le añadimos un trozo de velo al rededor del tallo. Así que optamos por un sencillo tocado que colocaría en la parte trasera de su cabeza, con flores y semillas. Algo muy discreto pero que tenía mucha vida y encajaba con su peinado.
Las dos sabíamos que en la pieza que yo iba a tener que «ceder» iba a ser en el velo de color. Es Aida. Estaba preparada para que me sorprendiera con cualquier cosa, hasta con qué quisiera un velo en color flosforecente. Así que la idea empezó en un color, después se llevo hacía los violetas y finalmente la sugerí la idea de velo degradado en tonos violetas. Por supuesto, ¡la última opción fuera la ganadora!. Solo con ver su cara cuando le dije si quería que le hiciera un velo en degradado valió la pena por todos los nervios que pase tiñendo el velo, era el primero que hacía con esta técnica. ¡Quedó genial!
Como teníamos tiempo de sobra no paramos de idear. Pues… ¿por qué no aprovechar la ocasión y llevar un segundo tocado? Jugamos con que su traje de novia fue realizado por su diseñadora, de tal forma que se pudiera transformar para ir más cómoda. Ese sería el momento justo para llevar el segundo tocado de novia. En este caso se trataba de una diadema de tull realizado con parte de su velo degradado.
Además de realizar los dos tocados y el velo de color de la novia, el tocado de la madrina y alguna que otra pieza para las invitadas de la boda, también me encargué de las damitas de honor, que eran las hijas de Aída. Ellas al igual que su madre nunca me ponen pegas, siempre les encanta todo. Esta vez llevaron unas diademas de flores a juego con sus faldas y el velo de su madre, la novia. Las diademas de flores de las damitas acababan detrás con una lazada de un trozo de velo del de la novia.
Solo os puedo decir que fue uno de los días más bonitos de mi amiga, pero también lo fue para mí. Verla con su velo degradado en colores violeta y esas damas de honor en los mismo colores que su madre… fue para mí todo un orgullo.